Rita

Ha fallecido igual que vivió, en silencio, sin molestar, se ha quedado como dormida, sin una queja. Ahora se merece al menos un minuto de protagonismo, por ella y por todas esas almas que, como Rita, pasan desapercibidas ante los ojos del mundo, pero que no por ello son menos importantes.
Querida Rita, donde quiera que hayas ido tiene que llegarte el mensaje de que hubo personas a las que sí les importaste.